domingo, 5 de enero de 2014

El zodiaco


Para comprender cómo nació el zodiaco, es necesario impregnarse de la mentalidad del hombre de la Antigüedad, que consideraba la naturaleza, el cielo y la tierra como un gran libro abierto cuyos signos debía aprender a interpretar.

El zodiaco es un círculo de 360 grados, compuesto de 12 sectores iguales, de 30 grados cada uno, que son las 12 casas de los 12 signos astrológicos.

En el interior de este círculo ficticio y perfecto, imaginado y colocado alrededor de la Tierra por los hombres de la Antigüedad, se mueven los planetas.

EL ZODIACO Y EL CALENDARIO

Cada signo del zodiaco está situado dentro de uno de los 12 sectores mencionados, conforme a un orden cronológico establecido por el ritmo de las estaciones y por los ciclos del Sol y de la Luna. En efecto, quienes crearon los calendarios -relojes del mundo antiguo- observaron y midieron los ciclos del Sol y de la Luna, es decir, los movimientos repetitivos y relativamente inmutables, que el astro rey, aparentemente, y el satélite de la Tierra realizan alrededor del planeta.


Los calendarios solares y lunares

El calendario solar egipcio estaba dividido en 360 días agrupados en 12 meses de 30 días cada uno. El zodiaco, establecido también según el aparente movimiento del Sol alrededor de la Tierra, estaba por tanto formado por un círculo perfecto de 360 grados. Cada grado del zodiaco correspondía, de este modo, a un día del año solar.
Por otra parte, los caldeos, en el siglo VIII a.C., ya dividieron el día en 12 partes iguales de 2 horas cada una a partir de la salida del Sol. Finalmente, los hebreos dividieron la semana en 7 días, creando de este modo un calendario al tiempo solar y lunar, es decir, establecido según los movimientos aparentes del Sol alrededor de la Tierra y según las fases de la Luna.

EL MAPA CELESTE

El zodiaco es, de este modo, una tabla de coordenadas, un instrumento de medidas creado para observar, seguir y situar los fenómenos celestes que se producen alrededor de la Tierra. En el interior de los 12 sectores del zodiaco, agrupados de 3 en 3 durante cada una de las 4 estaciones del año, podemos fijar un instante preciso de un cielo siempre en movimiento si colocamos con exactitud los planetas y las estrellas. De este modo, podemos elaborar un mapa celeste como si fuera una fotografía del cielo, tomada en un momento determinado observado por el astrólogo. Por otra parte, como el zodiaco está formado por un círculo perfecto de 360 grados que rodea a la Tierra, nos ofrece una visión panorámica del cielo.
Es decir, esto significa que se estudia tanto el cielo visible -el que podemos observar a simple vista o ayudados por un telescopio- como el que simultáneamente se encuentra en el hemisferio opuesto de la Tierra y que, por supuesto, no podemos ver. ¡Al configurar un mapa celeste con la ayuda del zodiaco, el astrólogo actúa exactamente como si tuviera un sexto sentido!



¿PARA QUÉ SIRVE EL ZODIACO?

El zodiaco no existe. En efecto, si levantamos la cabeza y miramos el cielo a cualquier hora del día o de la noche, no veremos zodiaco alguno.
Observando el cielo y los movimientos cronométricos de los astros con regularidad, el hombre de la Antigüedad concibió el zodiaco como un anillo colocado entre la Tierra y el Sol, en cuyo interior se podía ver cómo se desplazaban y circulaban los astros, es decir, las estrellas y los planetas.
Gracias a esta genial invención, podía observar y medir los desplazamientos de los astros al mismo tiempo. En cierto modo, podemos decir que el zodiaco le hacía conocedor, no del cielo en profundidad, sino de los movimientos que los astros producían continuamente, aunque éstos no fueran observables a simple vista o en un tiempo presente. Ayudándose de este instrumento que es el zodiaco, pudo "predecir" con certeza la llegada de tal o cual astro, en un determinado momento del año, en uno u otro sector del cielo y, por lo tanto, en un sector determinado del zodiaco, ya que los movimientos celestes presentan una regularidad cronométrica a lo largo de los siglos. De este modo, lo que un antepasado observó, midió y codificó en un momento preciso, podía hacerse y comprobarse uno, dos o tres siglos más tarde. ¡Hoy en día puede todavía confirmarse la exactitud de algunos fenómenos celestes que fueron observados hace al menos cinco mil años! Desde entonces, afirmando la simultaneidad, por una parte, de la aparición de un astro en un sector del cielo y del zodiaco y, por otra, de la manifestación de uno o varios fenómenos naturales en la Tierra o en su entorno inmediato, el hombre de la Antigüedad pudo prever los fenómenos mencionados y anticipar de forma lógica todas sus consecuencias sobre la naturaleza o sobre su propio espacio vital.
Así pues, y poco a poco, el hombre comprendió los elementos de la naturaleza y fue capaz de mejorar todos los campos de su vida sobre la Tierra.
Evidentemente, se trataba de una ambición científica, estimulada por un afán de conocimiento y por una finalidad práctica.



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