lunes, 17 de febrero de 2014

Los presagios


Los presagios son el origen de la creación de las artes adivinatorias, pero tal vez sean también una de las primeras manifestaciones del espíritu científico.

Si queremos descubrir el origen de los presagios, tendremos que dar un gran salto en el tiempo. ¿Pero realmente somos capaces de hacerlo? ¿No estamos encerrados en un presente, a través de cuyo filtro nos planteamos cualquier perspectiva de nuestro lejano pasado y de nuestro futuro, sin considerarnos capaces de abordarlas de otro modo que no sea a través de nuestras costumbres, criterios y conceptos actuales?

De entrada, ésta es la pregunta que se nos plantea al abordar el origen de los presagios; puesto que parecen creados en el espíritu de nuestros ancestros para que pudieran sumergirse en su futuro con más serenidad, para justificar sus actos y para encontrar excusas, como solemos decir actualmente.

LOS PRIMEROS PRESAGIOS CONOCIDOS

Aunque nos encontremos en condiciones de conocer el impresionante inventario de presagios realizado por los habitantes de Mesopotamia en el milenio III antes de nuestra era, ya que están datados histórica y científicamente, sobre su utilidad no sabemos demasiado.

Sin embargo, estos presagios, que probablemente fueron creados en Mesopotamia, seguramente en el milenio III y que se han estado transmitiendo oralmente durante mucho tiempo antes de ser inventariados sobre unas tablas de arcilla en escritura cuneiforme, estos presagios tenían sin duda una razón de ser, una utilidad que hoy día en gran parte se nos escapa, puesto que nuestra mentalidad es muy diferente a la de los antiguos mesopotámicos.

Pero es un hecho que respondían a una suerte de necesidad vital para la especie humana, ya que no sólo muchas otras civilizaciones y culturas se inspiraron en el principio de los presagios, sino que muchas veces también en su contenido. Éste fue el caso, por ejemplo, de los egipcios, los hititas, los etruscos, los griegos y los romanos, por citar algunos solamente, mientras que, en otras partes, en otras latitudes, aparecían otras formas de presagios. 

LA ADIVINACIÓN DEDUCTIVA

A partir de estos presagios, la mayoría creados de acuerdo con una atenta observación de la naturaleza, de las analogías, de las coincidencias y correlaciones entre algunas de sus de sus manifestaciones y algunos de los fenómenos, nació en el espíritu de nuestros antepasados una especie de ciencia de los presagios, que acabó siendo muy elaborada, mucho más inteligente de lo que hoy en día se cree, y en la que todavía se basa la llamada sabiduría popular, especialmente la de los refranes, proverbios, preceptos y dichos que pueblan nuestra cultura.

Por otro lado, remontándonos a las fuentes de esta antigua ciencia de los presagios, es también donde encontramos los orígenes y los fundamentos de todas las artes adivinatorias. Por eso, no es erróneo decir que en el seno de esta cultural ancestral de los presagios nació la adivinación deductiva, así como el espíritu de análisis y de estudio sistemático que se ha convertido en el espíritu científico moderno que conocemos y que ha reinado a partir de entonces.

Por lo tanto, no dudamos en hablar de "ciencia" cuando hablamos de presagios, ya que creemos que fueron los primeros conceptos de organización y clasificación de los elementos y de las fuerzas de la naturaleza que nos rodean. Entendemos por adivinación deductiva la que utiliza signos o manifestaciones exteriores a partir de los cuales se pueden prever consecuencias, que no necesariamente tienen una relación directa con las manifestaciones o signos en cuestión. Así, algunas combinaciones o coincidencias entre elementos que a priori no tienen por qué estar juntos, o sólo lo están excepcionalmente, pueden conllevar mensajes o advertencias. Al menos así es cómo nuestros antepasados enfocaron la adivinación o ciencia de los presagios. De entrada no vemos la relación directa y lógica que existe entre el hecho de que una mujer dé a luz a un recién nacido muerto y el presagio de epidemia que deducían los mesopotámicos. Y sin embargo había un vínculo, que comprenderemos reflexionando sobre las razones que indujeron a nuestros antepasados a crear presagios.

UNA VERDAD PRIMERA

Una de estas razones es  una verdad primera que podemos comprender, ya que se trata de una cuestión que todos nos hemos planteado en un momento u otro de nuestra vida, o a la que nos hemos enfrentado, al menos una vez, directa o indirectamente, en circunstancias más o menos dramáticas.

Esta pregunta es: ¿por qué morimos? O si lo prefieres, ¿por qué debemos morir todos algún día?

Por más inteligentes, lúcidos, razonables y equilibrados que seamos, esta pregunta siempre provoca angustia a todo el mundo; puesto que, hasta hoy, nadie le ha podido dar una respuesta verdaderamente clara y reconfortante. Por ello, esta pregunta humana y universal provoca una angustia que, desde siempre, es intrínseca al hombre y a la mujer. Y no hay duda de que una de las razones esenciales que nos empujaron a pretender convertirnos en dueños de nuestro futuro, creando los presagios, fue sin duda la angustia de la muerte. Pero también había otras razones.


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